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Como Puedo Macarena Trigo Editorial: Mrs. Danvers |
«El amor siempre será una pregunta».
Macarena Trigo Se hace siempre complicado pensar un libro sin que sea custodiado por esa palabra que me cansa cada vez más: Reseña. Prefiero escribir sobre su subtexto, sobre aquello que nos resuena durante su lectura, huir del automatismo, del “qué historia nos está contando”, la especificación y lo obvio me aburren. Así que no se espere de este escrito, algo más que un mero ejercicio para intentar plasmar el poso que dejan ciertos libros por su simple y bella crudeza. Hoy he terminado Como puedo de Macarena Trigo, un libro que llegó a mis manos como otro, sin pretensión. Me llamó la atención su edición de tamaño pequeño, una cubierta sencilla y elegante de color blanco roto y páginas que parecian por su textura haber sido ya usadas. Un libro que no es aparatoso en su manejo ya es un buen principio. Al avanzar en su lectura, por la cual me sentí engullida desde un principio, no dejaba de preguntarme cómo se puede describir la sensación de abandono desde un lugar tan poético sin caer en el desamparo, en lo fácil. Como puedo destila verdad y la leemos en aquello que está escrito pero sobre todo, en lo que no lo está. ¿Cómo alguien con la que no has cruzado la más mínima palabra puede describirte? no hay una Macarena, hay muchas Macarenas que merecen un salvoconducto perpetuo que las arrope. «Nos aterra cambiar porque en cada transformación un yo posible desaparece. Nos sentimos morir. No hay entierro pero, con suerte, si nos lo permitimos, hay un duelo». Sería descortés por mi parte no apelar al sentido de su escritura, a una prosa excelente y un manejo de la poesía sin excesos. Ese saber pasearse y servirse de los clásicos para que dialoguen sin molestar con la contemporaneidad. De hecho, creo que su escritura nos deja respirar, hacer pausas sin necesidad de dejar la lectura, algo para mí insólito. Paseando por esta autobiografía novelada descubrimos el sentido primario y la significación que Macarena lanza con dos preguntas simples: ¿Qué queda de un padre? ¿Qué queda de una madre? «El amor siempre será una pregunta» es a partir de ahora esa respuesta recurrente a la que apelaré cuando alguien me pregunte por ello: «Dicen que el lenguaje es una madre sustituta. Tarde en leer, pero hablé enseguida». «Fuimos infancias breves, obligadas a defendernos». Habitar un orfanato, una casa de acogida o un internado, es en efecto reducir tu infancia a un espacio de tiempo limitado, de miedo, de incertidumbres, crecer guardando la inocencia como uno de los tesoros más preciados que nos quedan y que uno teme mostrar constantemente porque desde temprana edad ya sabe lo que hay. Nuestra elección divaga entre dos probabilidades: rebelarse o callar. No espere el lector un libro triste, aunque sí directo y crudo como debe ser: «Los optimistas dicen que después de cada caída nos levantamos más fuertes y seguimos. Mienten». No quiero dejar de apuntar en este texto el amor que desprende Macarena por la escritura, la lectura y el teatro, dejo aquí pues el espacio para que quien se sienta interpelado lo descubra en Como puedo. Y a ti Macarena, decirte que es cierto, que no hay nada imprescindible pero qué bien que tu libro habite mi estantería porque ello hace que pueda pertenecer a algún lugar. Aprendo a ser mujer. Muchas veces fui hombre. (...) Soy Trigo pero apenas Macarena. |
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